Hinkelbein J, Russomano T, Hinkelbein F, Komorowski M. Cardiac arrest during space missions: Specificities and challenges. Trends in Anaesthesia and Critical Care, 2018 Apr;19:6-12. doi:10.1016/j.tacc.2018.02.001
El riesgo de que un
astronauta sufra una parada cardiaca (PC) en el espacio es un aspecto que debe
ser tenido en consideración a medida que las misiones espaciales se hacen cada
vez más frecuentes y prolongadas en el tiempo, porque, además de las
repercusiones sobre la salud de la víctima, la pérdida de un miembro de la
tripulación puede poner en riesgo la misión e incluso la vida de sus
compañeros. Hay que tener en cuenta a este respecto, en primer lugar, que los
astronautas son hombres y mujeres de mediana edad, un grupo demográfico con un
riesgo cardiovascular aumentado. Por otra parte, y aunque aún no se ha
producido ningún evento de PC en el espacio, sí que se han documentado una
serie de arritmias cardiacas en la historia de la exploración espacial. Así,
hasta el 30% de los astronautas sufren contracciones auriculares o
ventriculares prematuras mientras realizan actividades físicas extenuantes, y se
han constatado: un episodio de síncope asociado a contracciones auriculares
prematuras y bigeminismo en el vuelo del Apollo 15 (1971), asociado a
hipopotasemia; una racha de taquicardia ventricular de cinco latidos a bordo
del Skylab (1973); y una racha de taquicardia ventricular de 14 latidos en la
nave MIR en 1987, que obligó a devolver al cosmonauta a la Tierra.
La realización de maniobras de soporte vital en el
espacio presenta una serie de retos. En primer lugar, el retraso en el reconocimiento de la situación de PC. La Estación Espacial
Internacional (International Space Station, ISS) es grande y tiene mucho ruido ambiental.
Los astronautas trabajan a menudo en solitario, y no pueden contar con la
«señal acústica de alarma» que representa en ocasiones, en la Tierra, la caída
súbita al suelo tras sufrir un evento de PC, por lo que este podría pasar
inadvertido para sus compañeros de misión bastante tiempo. También es
problemática la cuestión de la eficacia de
las drogas adrenérgicas. Su actividad es impredecible por los profundos
cambios que las situaciones de ingravidez y gravedad reducida producen en el
sistema cardiovascular de los astronautas. La imposibilidad de reproducir en
ensayos en la Tierra esas condiciones hacen que sea imposible desarrollar
protocolos adaptados fiables.
Otro reto importante es cómo conseguir realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) de calidad.
La aplicación de los protocolos de RCP estándar en condiciones de gravedad
reducida o ingravidez tiene varios problemas. El más importante se deriva de la
ausencia de gravedad en sí misma, que impide que sea posible encontrar un soporte
firme para la realización de compresiones torácicas, imprescindible para que esa
maniobra pueda generar un gasto cardiaco hemodinámicamente significativo en el
paciente. Hasta la fecha se han descrito cinco métodos diferentes para la
realización de compresiones torácicas en el espacio. No está claro aún cuál es
el que proporciona una RCP de mejor calidad, pese a que el artículo adelanta
algunas conclusiones que detallaremos más adelante, y es posible que sea más
conveniente la realización de uno u otro en función del escenario concreto y
del número de rescatadores disponible.
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RCP estándar |
- Posición lateral estándar. El rescatador se coloca a un lado del paciente, que se coloca, sujeto, sobre el sistema de retención sanitario (una camilla plegable) que lleva en su equipamiento, para la realización de RCP, la ISS.
- RCP a horcajadas . El rescatador se sienta a horcajadas sobre la cintura del paciente, situado a su vez en la camilla plegable antes citada.
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Método del abrazo del oso inverso |
- Método del abrazo del oso inverso. El rescatador sujeta al paciente desde su espalda, con ambos brazos, y realiza compresiones torácicas usando su propio cuerpo como tablero duro.
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Método Evetts-Russomano |
- Método
Evetts-Russomano. El rescatador se coloca sobre el paciente, con su pierna
izquierda sobre el hombro derecho del paciente y su pierna derecha alrededor de
la espalda del paciente, bajo su hombro izquierdo. La fuerza aplicada sobre el
esternón para realizar la compresión torácica es efectiva por la fuerza
ejercida en sentido contrario por las piernas, cruzadas a la altura de los
tobillos, del rescatador, que hacen de soporte duro.
- Método Handstand. El rescatador coloca sus pies sobre una de las paredes del habitáculo, y apoya la espalda del paciente contra la pared opuesta para realizar las compresiones torácicas.
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Método Handstand |
- Método Handstand. El rescatador coloca sus pies sobre una de las paredes del habitáculo, y apoya la espalda del paciente contra la pared opuesta para realizar las compresiones torácicas.
Los estudios realizados, con vuelos
parabólicos y usando dispositivos de suspensión del cuerpo, muestran que hay sensibles
diferencias, en cuanto a profundidad y frecuencia de las compresiones, entre
los diferentes métodos. Así, se puede conseguir una profundidad de la
compresión cercana a la recomendada con el método Handstand, y también se
alcanzan profundidades razonables con las técnicas del abrazo del oso y
Evetts-Russomano; al contrario que en la Tierra, las posiciones estándar son las
menos indicadas, en cuanto a profundidad de compresión, para realizar una RCP
de calidad en condiciones de gravedad baja. En cuanto a la frecuencia, se puede
conseguir la recomendada con todas ellas excepto con la del abrazo del oso
inverso. La conjunción de ambos parámetros, que permite estimar el gasto
cardiaco conseguido, establece que el método Handstand es superior a todos los
demás, seguido del método Evetts-Russomano.
La fatiga
del reanimador, que parece incrementarse proporcionalmente al descenso de la
gravedad, también influye en la calidad de la RCP en el espacio, lo que lleva a
los autores a plantear la cuestión de la conveniencia del uso de dispositivos
mecánicos (LUCAS®, AUTOPULSE®…). Aunque su incorporación
al equipamiento sanitario de la ISS sería beneficioso para la resucitación, es
cuestionable, por razones de coste, peso y probabilidad de que se produzca un
evento de PC en el espacio, la conveniencia de dicha medida.
El último desafío que plantea la resucitación en el espacio es la imposibilidad de realizar unos cuidados
post-RCP adecuados de forma prolongada. La posibilidad de que un paciente
alcance la recuperación de la circulación espontánea (RCE) tras sufrir una PC
es baja incluso en la Tierra. En el espacio, la imposibilidad de contar con el equipamiento
médico para proporcionar unos cuidados post-parada adecuados más allá de unas
pocas horas1 y la imposibilidad, con las lanzaderas espaciales
actualmente existentes, de evacuar con rapidez a un astronauta hace que sea
inevitable plantearse cuestiones éticas: ¿debe iniciarse la RCP en el espacio?
¿En qué circunstancias sí y cuándo no? Si se inicia, ¿cuánto tiempo deben
prolongarse los esfuerzos? El nacimiento, en un futuro cercano, del turismo espacial
hace que sea necesario ir tomando decisiones en este sentido. Con el nivel
actual de desarrollo de las misiones especiales la probabilidad de que suceda
una PC en el espacio es muy baja, y las posibilidades de supervivencia a la
misma muy pequeña por factores como el retraso en el reconocimiento de la misma
y la dificultad del manejo, durante la misma y tras la eventual RCE, del
paciente.
NOTAS
1. El equipamiento medico de
la ISS, el ISS Health Medical System, consta de 6 fardos, con un peso total de
31 kg y un volumen de 130 l. Incluye 190 medicamentos, una camilla plegable
para examen y administración del tratamiento (Crew Medical Restraint System),
un desfibrilador externo semiautomático, un respirador Autovent 2000 y un
equipo de ultrasonidos portátil GE Vivid q, que incorpora un sistema que
permite el teleguiado de la exploración desde el centro espacial en la Tierra.
Los problemas de espacio, y el elevadísimo coste de su incorporación, hacen difícilmente
viable que se incorporen a ese equipamiento dispositivos que permitan diagnosticar
o tratar una PC.