martes, 16 de octubre de 2018

Día Mundial del Paro Cardiaco en Avilés


Día Mundial del Paro Cardiaco 2018 en Avilés


En España fallecen unas 20 personas al día por muerte súbita debida a parada cardíaca, dos de ellas en Asturias, y la mayoría de ellas ocurren en el entorno familiar, laboral o de ocio del paciente.  Cuando el corazón se para es esencial actuar en los primeros 5 minutos para intentar que el cerebro del paciente no sufra lesiones irreversibles debidas a la isquemia. Los servicios de emergencias tardan una media de 7-10 minutos en llegar hasta el paciente. Y a veces, por falta de recursos, mucho más. Cuando llegan, si las personas que han presenciado la muerte súbita no han sabido actuar, la mayoría de las veces ya es tarde.

Si los testigos de una parada cardíaca supieran reconocerla, llamar inmediatamente al 112 e iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) desde el primer instante, se triplicarían las posibilidades de supervivencia de los pacientes. Pero en España menos del 10% de la población conoce las técnicas de RCP. Por eso es tan importante que se haya instaurado el Día Mundial del Paro Cardíaco. Ese día es el 16 de Octubre.
Con ese motivo cada año se organizan talleres y charlas en diferentes puntos de España para tratar de concienciar a todos los ciudadanos, de cualquier edad y condición, de la importancia de que los testigos de una muerte súbita la identifiquen e inicien inmediatamente las maniobras de RCP básica.


El Ayuntamiento de Avilés organizó una jornada de concienciación en la plaza de España la mañana del 15 de Octubre. Actuaron como instructores médicos y enfermeros miembros del Grupo de Trabajo de asistencia a pacientes en Parada Cardiaca del SAMU-Asturias. Durante cuatro horas, en una carpa habilitada a tal fin, ofrecieron teoría y práctica de RCP con maniquíes y desfibriladores (DEA) a todos los ciudadanos que quisieron acercarse.



Fueron cuatro horas que dieron para mucho a esos instructores.

Para desanimarse cuando mucha gente les decía que “no puedo pararme, tengo prisa, si eso ya vuelvo más tarde”...
Para sentir una tremenda impotencia cuando otras personas decían “yo no quiero aprender, yo si pasa eso no voy a hacer nada, yo eso se lo dejo a otros”...
Para alegrarse cuando se acercó la primera persona para pedirles que, por favor, le enseñaran porque “siempre quise aprender pero nunca tuve ocasión”...
Para entusiasmarse cuando un par de amigos ya de cierta edad, a la pregunta de si querían aprender, contestaron que “estamos esperando a varios compañeros jubiletas más, y en cuanto estemos todos venimos p’acá”. Y vaya si vinieron, ¡nada menos que siete!...
Para asombrarse cuando un abuelo, tras aprender las maniobras destinadas a los adultos, insistió en aprender la técnica en lactantes porque “tengo un nietín pequeño y quiero aprenderlo todo”...
Para felicitarse cuando de repente, “por contagio”, llegó tal aluvión de gente que todos los instructores y todos los maniquíes estaban ocupados...
Para emocionarse cuando una mujer de unos 80 años se acercó con ánimo de reciclarse porque “yo aprendí a hacer RCP en aquellos años en los que una mujer no podía viajar sola fuera del país si no era para hacer cursos con finalidad social. Y yo aprendí RCP. Pero claro, los tiempos han cambiado tanto…”
Para sorprenderse ante el interés en el funcionamiento del DEA de un trabajador de un centro municipal que “llevaba tiempo viéndolo ahí puesto, y siempre quise saber cómo funcionaba, pero nunca me atreví a preguntar”...
Para  ilusionarse cuando dos personas sordas que miraban de lejos sin atreverse a participar, porque “no vamos a entender lo que nos explicáis, y no vamos a poder ayudar nunca a alguien”, aprendieron tanto la posición lateral de seguridad como las compresiones torácicas. Por cierto, sugirieron que sería una gran idea que las personas sordas pudieran comunicarse con el 112 por Whatsapp…
Para esperanzarse cuando un grupo de niños de un colegio que pasaban por allí insistieron a su profesora para pararse y aprender. Y cuando otro grupo de colegiales llegó en el último minuto suplicando que no recogiéramos todavía el material, que ellos también querían aprender RCP...

Falta mucho por hacer en este camino de la concienciación. Pero cada vez hay más profesionales convencidos de la importancia de acercar estos talleres a toda la población. Y cada vez hay más ciudadanos convencidos de que sus manos pueden salvar una vida. Gracias a los primeros por haberse brindado hoy, desinteresadamente, a colaborar en esa tarea, y sobre todo a los segundos porque, como reza el eslogan elegido este año para celebrar el Día Mundial del Paro Cardiaco, todos los ciudadanos del mundo pueden salvar una vida...








jueves, 27 de septiembre de 2018

Publicación: PC en eventos deportivos en Asturias

Paradas cardiacas en eventos deportivos en Asturias

(Comunicación presentada, en su versión en español, al XXV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, Valencia, 2018, y, en su versión en inglés, en el congreso del European Resuscitation Council, Bolonia, 2018)

 

CONCLUSIONES

- La mínima incidencia de estos eventos limita la validez
estadística de este trabajo, que sin embargo sí muestra tendencias
claras que sugieren características propias: alta tasa de PC
presenciada, que se acompaña de una alta tasa de RCP por
testigos; y mejor pronóstico a corto plazo de los supervivientes
al evento de PC.

- La definición Utstein no permite diferenciar los eventos
deportivos organizados con servicios sanitarios propios de
aquellos eventos que suceden durante la práctica deportiva casual.

 



 

domingo, 24 de junio de 2018

En serio... ¡incluso en el espacio!


Hinkelbein J, Russomano T, Hinkelbein F, Komorowski M. Cardiac arrest during space missions: Specificities and challenges. Trends in Anaesthesia and Critical Care, 2018 Apr;19:6-12. doi:10.1016/j.tacc.2018.02.001

El riesgo de que un astronauta sufra una parada cardiaca (PC) en el espacio es un aspecto que debe ser tenido en consideración a medida que las misiones espaciales se hacen cada vez más frecuentes y prolongadas en el tiempo, porque, además de las repercusiones sobre la salud de la víctima, la pérdida de un miembro de la tripulación puede poner en riesgo la misión e incluso la vida de sus compañeros. Hay que tener en cuenta a este respecto, en primer lugar, que los astronautas son hombres y mujeres de mediana edad, un grupo demográfico con un riesgo cardiovascular aumentado. Por otra parte, y aunque aún no se ha producido ningún evento de PC en el espacio, sí que se han documentado una serie de arritmias cardiacas en la historia de la exploración espacial. Así, hasta el 30% de los astronautas sufren contracciones auriculares o ventriculares prematuras mientras realizan actividades físicas extenuantes, y se han constatado: un episodio de síncope asociado a contracciones auriculares prematuras y bigeminismo en el vuelo del Apollo 15 (1971), asociado a hipopotasemia; una racha de taquicardia ventricular de cinco latidos a bordo del Skylab (1973); y una racha de taquicardia ventricular de 14 latidos en la nave MIR en 1987, que obligó a devolver al cosmonauta a la Tierra.
            La realización de maniobras de soporte vital en el espacio presenta una serie de retos. En primer lugar, el retraso en el reconocimiento de la situación de PC. La Estación Espacial Internacional (International Space Station, ISS) es grande y tiene mucho ruido ambiental. Los astronautas trabajan a menudo en solitario, y no pueden contar con la «señal acústica de alarma» que representa en ocasiones, en la Tierra, la caída súbita al suelo tras sufrir un evento de PC, por lo que este podría pasar inadvertido para sus compañeros de misión bastante tiempo. También es problemática la cuestión de la eficacia de las drogas adrenérgicas. Su actividad es impredecible por los profundos cambios que las situaciones de ingravidez y gravedad reducida producen en el sistema cardiovascular de los astronautas. La imposibilidad de reproducir en ensayos en la Tierra esas condiciones hacen que sea imposible desarrollar protocolos adaptados fiables.
            Otro reto importante es cómo conseguir realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) de calidad. La aplicación de los protocolos de RCP estándar en condiciones de gravedad reducida o ingravidez tiene varios problemas. El más importante se deriva de la ausencia de gravedad en sí misma, que impide que sea posible encontrar un soporte firme para la realización de compresiones torácicas, imprescindible para que esa maniobra pueda generar un gasto cardiaco hemodinámicamente significativo en el paciente. Hasta la fecha se han descrito cinco métodos diferentes para la realización de compresiones torácicas en el espacio. No está claro aún cuál es el que proporciona una RCP de mejor calidad, pese a que el artículo adelanta algunas conclusiones que detallaremos más adelante, y es posible que sea más conveniente la realización de uno u otro en función del escenario concreto y del número de rescatadores disponible.
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RCP estándar

 
- Posición lateral estándar. El rescatador se coloca a un lado del paciente, que se coloca, sujeto, sobre el sistema de retención sanitario (una camilla plegable) que lleva en su equipamiento, para la realización de RCP, la ISS.

- RCP a horcajadas . El rescatador se sienta a horcajadas sobre la cintura del paciente, situado a su vez en la camilla plegable antes citada.
Método del abrazo del oso inverso

 



- Método del abrazo del oso inverso. El rescatador sujeta al paciente desde su espalda, con ambos brazos, y realiza compresiones torácicas usando su propio cuerpo como tablero duro.


Método Evetts-Russomano

               
     
          - Método Evetts-Russomano. El rescatador se coloca sobre el paciente, con su pierna izquierda sobre el hombro derecho del paciente y su pierna derecha alrededor de la espalda del paciente, bajo su hombro izquierdo. La fuerza aplicada sobre el esternón para realizar la compresión torácica es efectiva por la fuerza ejercida en sentido contrario por las piernas, cruzadas a la altura de los tobillos, del rescatador, que hacen de soporte duro.


Método Handstand







          - Método Handstand. El rescatador coloca sus pies sobre una de las paredes del habitáculo, y apoya la espalda del paciente contra la pared opuesta para realizar las compresiones torácicas.












            Los estudios realizados, con vuelos parabólicos y usando dispositivos de suspensión del cuerpo, muestran que hay sensibles diferencias, en cuanto a profundidad y frecuencia de las compresiones, entre los diferentes métodos. Así, se puede conseguir una profundidad de la compresión cercana a la recomendada con el método Handstand, y también se alcanzan profundidades razonables con las técnicas del abrazo del oso y Evetts-Russomano; al contrario que en la Tierra, las posiciones estándar son las menos indicadas, en cuanto a profundidad de compresión, para realizar una RCP de calidad en condiciones de gravedad baja. En cuanto a la frecuencia, se puede conseguir la recomendada con todas ellas excepto con la del abrazo del oso inverso. La conjunción de ambos parámetros, que permite estimar el gasto cardiaco conseguido, establece que el método Handstand es superior a todos los demás, seguido del método Evetts-Russomano.
La fatiga del reanimador, que parece incrementarse proporcionalmente al descenso de la gravedad, también influye en la calidad de la RCP en el espacio, lo que lleva a los autores a plantear la cuestión de la conveniencia del uso de dispositivos mecánicos (LUCAS®, AUTOPULSE®…). Aunque su incorporación al equipamiento sanitario de la ISS sería beneficioso para la resucitación, es cuestionable, por razones de coste, peso y probabilidad de que se produzca un evento de PC en el espacio, la conveniencia de dicha medida.

           El último desafío que plantea la resucitación en el espacio es la imposibilidad de realizar unos cuidados post-RCP adecuados de forma prolongada. La posibilidad de que un paciente alcance la recuperación de la circulación espontánea (RCE) tras sufrir una PC es baja incluso en la Tierra. En el espacio, la imposibilidad de contar con el equipamiento médico para proporcionar unos cuidados post-parada adecuados más allá de unas pocas horas1 y la imposibilidad, con las lanzaderas espaciales actualmente existentes, de evacuar con rapidez a un astronauta hace que sea inevitable plantearse cuestiones éticas: ¿debe iniciarse la RCP en el espacio? ¿En qué circunstancias sí y cuándo no? Si se inicia, ¿cuánto tiempo deben prolongarse los esfuerzos? El nacimiento, en un futuro cercano, del turismo espacial hace que sea necesario ir tomando decisiones en este sentido. Con el nivel actual de desarrollo de las misiones especiales la probabilidad de que suceda una PC en el espacio es muy baja, y las posibilidades de supervivencia a la misma muy pequeña por factores como el retraso en el reconocimiento de la misma y la dificultad del manejo, durante la misma y tras la eventual RCE, del paciente.

NOTAS
1. El equipamiento medico de la ISS, el ISS Health Medical System, consta de 6 fardos, con un peso total de 31 kg y un volumen de 130 l. Incluye 190 medicamentos, una camilla plegable para examen y administración del tratamiento (Crew Medical Restraint System), un desfibrilador externo semiautomático, un respirador Autovent 2000 y un equipo de ultrasonidos portátil GE Vivid q, que incorpora un sistema que permite el teleguiado de la exploración desde el centro espacial en la Tierra. Los problemas de espacio, y el elevadísimo coste de su incorporación, hacen difícilmente viable que se incorporen a ese equipamiento dispositivos que permitan diagnosticar o tratar una PC.